jueves, 22 de febrero de 2007

Transparencias

Te escribo esta carta para decirte cuatro cosas, tal vez estoy cargada de reproches que ni yo misma entiendo. Muchas veces he intentado ponerme en tu lugar, y nunca entiendo por que tu pared de hielo no desaparece.

Al fin y al cabo soy una viajera de paso, una soñadora que va por este mundo. Yo te estimo y a veces pienso que todo puede acabar en fracaso.


Se que soy lo que tu no esperabas, normalmente una fiesta a partir de las seis de la mañana. Se que procuras no hacerme daño, pues si lo haces veras mi vida caer en el vacío y se que eso te lastima. Y al final del día, siempre me siento absurda, como la pluma que enreda el papel que al final se irá a la basura. Que me siento como el sol que pasa los inviernos en la soledad amarga, abrazada a mi letargo. Abstracta como la imagen que explica una idea que ya apareció, que lleva tu sepultura.


Todo es un sentimiento que pasara como arriero, por un mar sin calma, por un río sin barca y todo ello en la soledad de mi travesura.

Encuentro en mi mente un latido que me desgarra el alma. Sólo pienso en el día en que me dijiste que me ibas a hacer daño. Con todo esto solo quiero decirte que me la suda, que aveces seas tan frío conmigo, que lo único que quiero, es que sepas que no me gusta conducir por una carretera de noche y sin luces y así es como me a veces me siento contigo, pero, también he de decirte que en los últimos meses, unas veces más otras menos aquí (en Madrid) has sido mi único amigo. Y has estado ahí en mis momentos más bajos y eso quiero agradecertelo. (Por lo menos para mi eso ha sido muy importante).


A estas alturas te habrás dado cuenta de que no soy tan fuerte como pretendo y si me preguntas que qué es lo que quiero, ni yo misma lo se. Seguramente me gustaría ser inocente para creer que podría tenerte eternamente (como amigo). Pero la realidad es otra. Yo se que en no mucho tiempo me iré y que aún no yendome tu amistad pende de un hilo.


Que últimamente contigo he estado jugando a un juego y al final me veo acabando tirada en el suelo y probablemente exagero, no, se que exagero. Pero creo que ya me conoces un poquito y sabes que me gustan las cosas claras y el chocolate espeso.


Ya estoy viendo tu cara leyendo esta carta ojoplático perdido, sin saber a que viene a cuento todo esto. Sin entender nada de nada y yo la verdad tampoco puedo explicarte mucho más. Supongo que me rayo innecesareamente por la situación en la que me encuentro. Y en el fondo sólo quiero que sepas, como me siento y si, no hace falta que me digas que me rayo y que estoy paranoica, que yo ya me lo digo solita. Sólo quiero que sepas que para nada quiero que cambies que se que te has portado muy bien conmigo y que para nada pretendo asustarte con todo esto. Que al fin y al cabo esto es simplemente un cuento de antitragedia y una forma de agradecer que estés ahí y en cierto modo seas mi complice.




19 de Diciembre de 2006

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